«El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor».
Umberto Eco. Nadie acabará con los libros
Si se pensaba que con el famoso «home office» y escuela en casa, no se necesitarían más copias, impresiones o libros. Estábamos muy equivocados. En estos días que pasamos más tiempo en casa y que tenemos mayor responsabilidad en la educación académica de nuestros hijos, lo libros, las copias e impresiones son nuestros grandes aliados.
Al papel se le ha menospreciado mucho, pero déjame decirte que recuerdo más una nota que escribí en un «post it» , que en la nota que hice en mi smartphone. El papel no solo es fundamental para un negocio, estudiante o empresario, lo es para el aprendizaje.
Para algunos no hay nada mejor que abrir un libro. Un libro de papel. Oler el tradicional perfume que desprende y sentir la textura al pasar las hojas con el dedo. Es casi como un hábito. Para otros, no hay nada mejor que encender su dispositivo electrónico y mediante un clic comprar la colección completa de El Señor de los Anillos, almacenarlos para después leerlos. «Son más baratos, no ocupan espacio, no hay que moverse de tu lugar para conseguirlos», dicen.
En el 2010 la empresa Amazon, la compañía estadounidense de comercio electrónico y una de las primeras en vender libros a través de Internet, lanzó una bomba cuando anunció que las ventas de libros electrónicos superaban en el último trimestre a las de los de soporte físico en su tienda online. Cada 100 libros en papel vende 180 electrónicos. Y, según se venderán 20 millones de lectores electrónicos para finales de 2021.
No quiere decir que sean mejores ni peores, pero no son iguales. No es lo mismo, una cosa es leer un libro y otra leer una pantalla. Porque básicamente tiene que ver con el hecho físico, mecánico, la posibilidad de volver a atrás.
